AUDIENCIA 175 / INSIDIOSO Y ALGO MÁS

14-11-16| La segunda y última parte del alegato de Ariel Civit a favor de Oscar Bianchi tuvo como característica saliente el ataque a los testigos, no sólo a los que acusan a su defendido sino a quienes han prestado declaración en juicios de lesa humanidad. Hizo un pretencioso análisis psicológico de quienes han sido víctimas de la dictadura para concluir que mienten en forma inconsciente o fabulan movidos por la trillada venganza.

Civit alega

Ariel Civit ejerce el patrocinio privado de Oscar Bianchi, un penitenciario que cumplía a cabalidad las órdenes, impartidas al personal carcelario por el Ejército, que buscaban socavar la integridad de los presos políticos, “verdugueándolos”. Es de antología la escena relatada una y otra vez por los testigos que dá cuenta de Oscar Bianchi pisándole la espalda al detenido Rabanal cuando éste se arrastraba, maltrecho por los golpes, tratando de subir una escalera. Esa es la foto de Bianchi. Hay numerosos testimonios que coinciden, puntalmente, en esta conmovedora escena.

El abogado debió sacar de la manga argumentos que le permitan tomar distancia de las acusaciones porque, como es sabido, debe justificar los honorarios.

Entonces, el abogado ensayó una defensa a la medida de su cliente. Comenzó la audiencia abordando los testimonios de Eugenio Paris y consideró que siempre fueron coherentes acerca de su paso por el D2 y los padecimientos que allí sufrió. Llegó a decir Civit la nada creíble frase de que “sintió empatía” por el expreso político. Minutos después, tras señalar que Paris mencionó erróneamente a un penitenciario que no estaba en funciones, lo acusó de mentiroso. Para el abogado, una posible confusión de la víctima al nombrar entre los penitenciarios a Balmes –quien no estaba en funciones en ese momento- descalifica el resto de su testimonio. Fue más lejos aún al amenazar con una compulsa para acusar a Paris por falso testimonio. Además, el abogado pretendió desacreditar su declaración porque, recién en 2006, mencionó el maltrato recibido en la penitenciaría. Según el defensor debió referirlo en anteriores indagatorias. Aunque siempre hay una primera vez, para el letrado el testimonio no es válido porque no aludió a Bianchi en anteriores declaraciones.

Al atacar los dichos de Paris relacionados con su cautiverio en el penal de Boulogne Sur Mer, Civit los consideró falaces y fabulatorios. Y en este punto se detuvo el letrado para reprochar que en los juicios de lesa humanidad se les conceda a los testigos autoridad moral y que no haya posibilidad de criticarlos. La afirmación fue incomprensible, él mismo acababa de calificarlos de fabuladores y mentirosos.

El abogado-psicólogo

GE DIGITAL CAMERA

Gran parte de la audiencia Ariel Civit la utilizó para analizar psicológicamente a los testigos. Basado en “La Crítica del Testimonio”, del francés Francois Gorphe, dijo que en los juicios de Mendoza los exdetenidos fueron armando relatos donde se fueron deformando los hechos de acuerdo con las creencias o pertenencias a grupos. “Incorporaron informaciones, escucharon, recibieron datos y produjeron la mentira inconsciente”.

La obra de Gorphe esta vez fue utilizada por el defensor de Bianchi, para descalificar también las declaraciones de Nilo Lucas Torrejón. Lo cierto es que para Civit los testimonios que agregan información están contaminados. No obstante, resulta obvio que en cada declaración aparezca un elemento nuevo. Los exdetenidos, desde las primeras declaraciones ante los tribunales militares de los 80 hasta las actuales fiscalías especiales, han ido perdiendo el miedo a las represalias. Después de la derogación de las leyes de impunidad cobraron confianza y empezaron a declarar con toda libertad. Aspecto que Civit ignora.

Antes de pedir la absolución lisa y llana de Bianchi, el abogado repasó los testimonios de quienes estuvieron en la penitenciaría y nunca lo nombraron, argumento absurdo. Las acusaciones se basan en quienes lo reconocieron y señalaron como un obediente servidor de las FFAA durante el Terrorismo de Estado. Luego, minimizó los dichos de quienes sí lo citaron. Finalmente, aunque fuera cierto que Bianchi trasladaba a los detenidos a la tortura, -indicó el defensor- era en cumplimiento de una orden y eso no lo hacía partícipe de las torturas. Sumó que su defendido fue señalado como autor de golpes, lo que no es considerado como torturas. Estos son simples “apremios”, según Civit, por ende no se los puede encuadrar como delitos de lesa humanidad.

Textuales

El alegato de Ariel Civit contó con unas cuantas aseveraciones que lo develan. La que sigue es una parte de sus definiciones:

“No vengo a caerle en gracia a nadie, ni a mi cliente”.

“Los defensores a veces somos insidiosos”.

“No voy a agredir con Torrejón, como lo hice con Paris”.

“Los delincuentes más peligrosos quedaban sin custodia” (en referencia a que los penitenciarios no podían dejar el pabellón de los presos políticos, para Civit los “delincuentes más peligrosos”).

“Cada uno habla de acuerdo a cómo le fue en la feria” (sobre los torturados).

“Hay veces que uno tiene que ser agresivo”.

“Hay situaciones que me llevan a efectuar ridiculizaciones”.

“No persigo inocentes. Sí, puedo defender culpables”.

Así se definió Ariel Civit.

Otro martes sin audiencia

La próxima audiencia no será este martes, sino el lunes 21.

Ver fotos AUDIENCIA 175